La historia sigue a Ted Wallace, un poeta fracasado y cínico, que se embarca en una peculiar investigación cuando es contratado para descubrir los misteriosos eventos que ocurren en la casa de campo de un viejo amigo.
Roger Allam da vida al protagonista con una actuación brillante, capturando su sarcasmo y desilusión, pero también la calidez que esconde tras su fachada amarga. Su humor mordaz es el motor de la película, brindando momentos hilarantes y diálogos ingeniosos que mantienen el interés del espectador.
La dirección logra equilibrar los elementos humorísticos con un tono introspectivo, explorando temas como la búsqueda de significado y el poder del autoengaño. Sin embargo, la narrativa puede sentirse dispersa en algunos momentos, con subtramas que no siempre llegan a un desenlace satisfactorio.
El entorno rural y los personajes excéntricos contribuyen al encanto de la película, mientras que los giros en la trama añaden un toque de surrealismo que mantiene al público intrigado. “El Hipopótamo” es una cinta que, sin tomarse demasiado en serio, ofrece risas y una pizca de filosofía con un humor irreverente.